lunes, 2 de mayo de 2011

MANIFIESTO INAUGURAL

Queridos todos.
Uno lleva atormentado, con erupciones y fiebre, absolutamente preocupado, con manchas de humedad en las sienes, con un desespero atroz llenando de cicatrices mi cuerpo, incluso me han salido dos pequeños bultos que parecen ser dos cuernos, y dicen que huelo a azufre y a cerveza y a menta con ginebra, por culpa de ciertas preguntas para las que no encuentro respuestas.
 Y lo juro, lo juro arrodillado y ante cualquier virgen, lo juro por las cosas que más amo. A saber. Un cuerpo que no conozco que se desnuda lentamente. El carmín escrito de versos en las copas. Una tormenta. El manifiesto desde el planeta de los simios o el derecho a la pereza del Paul Lafarge. Unas bragas. El amor no tiene límites. Las ofertas de descuento en los supermercados. La falta de fe y de memoria pero pese a todo seguir creyendo en algo. Los tipos que corren con su perro recitando versos hasta quedar exhaustos. La gente que construye monumentos con palillos para después  quemarlos. Las cosas azules mientras hablas  y tus  palabras se vuelven  un manifiesto desordenado contra la injusticia.
Y lo digo, y lo repito. Sin miedo a ser confundido  con un  borracho. O un juez sobreexcitado. O un poeta. O un culturista enamorado. Insisto en  que no sé la respuesta por mucho que la busco. Y he  visto caer por mis mejillas lágrimas negras. Y he pensado hasta en venderme a la ciencia. En pedir  que me congelen. Que diseccionen mi cerebro, mi intestino grueso, el fondo de  mi alma, que es también negra, como todas las almas de la gente que nos dedicamos a robar con las palabras. A decir grandes mentiras disfrazadas. A convencernos de las dudas. A romper la verdad. A mandar a tomar por culo los relojes. Porque el tiempo es odio. Y lo contrario es la luz de un amanecer sobre el agua.
   Como decía no sé el cómo, ni el  por qué, ni el hasta cuándo. Siempre la misma pregunta ahogándome, desvirgándome, clavándose en mi garganta y chocando con mis miserias, con mis cuerdas vocales, con mis dientes, con el aire que exhalo  en cada paso.
¿Qué coño haces  escribiendo un libro de poemas y junto a un tal Edu  hacer un disco de poemas musicados? Con los tiempos que corren. ¿Qué coño haces gritando con todas las fuerzas de tu boca?
Y una lágrima colgaba de las pinzas de la ropa
Y una lágrima colgaba de las pinzas de la ropa
Y una lágrima colgaba de las pinzas de la ropa

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